
T1, E2: David Collins camina por una carretera larga y oscura. Cae la noche y está en el campo, la escena evoca una sensación de aislamiento y peligro, y el rugir del viento combina a la perfección con sus turbias emociones. Un poco más adelante, David ve algo que lo hace detenerse. Son las luces azules de un coche de policía que se acerca. David se aparta, pero el coche pasa de largo. Cuando el coche pasa a su lado, David ve una cara que lo mira. Es su hijo, Jack. De primeras, David se queda paralizado por el miedo, y luego se dirige al lugar de donde provenía el coche. Phil deambula por su modesta casa cuando se abre la puerta. Phil le dice a David que Jack fue allí en busca de su padre. David se disgusta por no haber estado allí. Phil le cuenta que Alice y Rob llamaron a la policía, que fueron a recoger a Jack. David se queda boquiabierto: “Soy su padre, ¿qué se creen que voy a hacerle?”. Enfadado, se dispone a salir, pero Phil lo detiene. “Llevas mucho esperando esto. No lo jodas ahora”. La policía lleva a Jack a casa. Dentro, Rosie escucha desde las escaleras la conversación de Alice y Rob con Jack en la mesa de la cocina. Rob está tranquilo, pero habla con firmeza: “No puedes irte así. Casi matas a Alice del susto, casi nos matas a todos del susto”. Jack no está interesado en discutir y Alice insiste: “Pase lo que pase, lo superaremos como una familia”. Las cosas no van mejor en casa de Tom Wilson. Está claro que no quiere hablar de su desagradable encuentro con David, pero su mujer, Melissa, no es fácil de engañar. Primero fue la visita de la policía, luego la de David, muy enfadado. ¿Qué está pasando? Tom le pide que confíe en él, que no pasa nada. Las acusaciones de David no son más que delirios de un hombre que se siente culpable. “Entonces, ¿dónde has estado esta noche?”. Mientras beben güisqui, Phil le pregunta a David por qué no estaba en casa cuando apareció Jack. “No quieras saberlo”, responde David sin mucho entusiasmo, rellenando el vaso. Phil le recomienda a David que descanse, pero cuando queda claro que dormir no es una opción, Phil cambia de estrategia. “Acábate la copa, necesito tu ayuda con una cosa…”. En el jardín, Phil y David hacen una pila con todas las cajas de material de la campaña “Liberad a David Collins” que acumuló en el cuarto de invitados. Lo rocían con parafina y David le prende fuego. Mientras las llamas iluminan la oscura noche, Phil le da un consejo sincero: “Tío, mira hacia adelante, no hacia atrás”.